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Anexo:Aves extintas

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Esta página se refiere únicamente a aquellas especies de aves que se han extinguido en época histórica, principalmente durante el último milenio; para aves extintas en el registro fósil o subfósil, véase Anexo:Aves fósiles

Desde el principio de la Edad Antigua, la expansión del hombre y otros animales asociados a la colonización humana, como pueden ser perros, gatos o ratas, han alterado los ecosistemas naturales en prácticamente todo el planeta. Este hecho ha sometido a una gran presión a muchas especies de aves, sobre todo a aquellas con pequeñas poblaciones (básicamente, los endemismos insulares) y en especial, a las aves no voladoras como el dodo, las moas o muchas especies de rascones.

El dodo (Raphus cucullatus) es, posiblemente, el ave extinta más conocida.

Se estima que desde el año 1500 se han extinguido más de 190 especies de aves, y el ritmo de extinción parece ir en aumento. El fenómeno de la extinción reciente de numerosas especies de aves puede deberse a dos factores principales:

  • La invasión de ecosistemas aislados (básicamente, islas y algunas regiones remotas) por el hombre y, sobre todo, por depredadores introducidos por éste como gatos, serpientes y roedores. Esta ha sido la principal causa de la extinción de especies insulares, que en muchos casos habían perdido la capacidad de volar; es el caso, por ejemplo, del acantisita de Isla Stephen o el rascón de Ascensión.
  • La caza indiscriminada, ya sea con fines alimentarios, caso del alca gigante, o por considerar a algunas aves como plagas para la agricultura, como en el caso de la cotorra de Carolina.

Estos dos factores, más la pérdida de hábitat generalizado que ha propiciado la colonización humana en los últimos siglos, ha causado la gran mayoría de extinciones de aves que se conocen. Otras en cambio, no tienen una causa clara; si bien es cierto que muchas especies se han extinguido incluso antes de que los científicos pudieran al menos describirlas y solamente conocemos su pasada existencia por restos subfósiles o incluso por relatos de exploradores y nativos.

Así pues, la lista de aves extinguidas en época histórica es cambiante por varias razones:

  • La extinción de especies críticamente amenazadas que no han podido ser salvadas a través de los planes de conservación existentes.
  • El descubrimiento de subfósiles de nuevas especies.
  • La reclasificación taxonómica, muy habitual en especies de las que se dispone poco material genético y morfológico; es frecuente que especies que se creían distintas se descubra que eran realmente la misma y viceversa, tanto entre especies extintas como entre especies existentes actualmente.
  • En el más afortunado de los casos, se descubren especímenes vivos de una especie que se creía extinguida. En algunos casos, incluso de aves de las que no se tenía constancia viva desde hacía siglos, como el petrel cahow de Bermudas, que se creía extinto desde 1620, y que fue redescubierto en los islotes de Castle Harbour en 1951, más de 300 años después. Otros casos conocidos son el del takahe (dado por extinguido en 1898 y redescubierto en 1948), el del autillo de Anjouan (supuestamente extinguida en 1886 y redescubierta en 1992) y el más reciente, pendiente de confirmar, del pico de marfil, cuyo último registro vivo fiable data de 1944 y que fue supuestamente redescubierto en 2005, aunque faltan pruebas concluyentes. Por tanto, es posible que algunas especies de la lista puedan ser redescubiertas en los próximos años, e incluso, algunas de ellas puedan ser "recuperadas" por la vía de la clonación.

Lista de especies extintas, según su orden taxonómico

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Struthioniformes

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Las aves del orden Struthioniformes, conocidas como ratites, han sido especialmente vulnerables a la presión humana y de otros predadores, dado que todos sus miembros son aves no voladoras. De hecho, dos familias enteras, la Aepyornithidae (aves elefante de Madagascar) y la Dinornithidae (moas de Nueva Zelanda) se extinguieron por completo entre los siglos XIV y XVII, sin que los científicos europeos las llegaran a conocer vivas.

Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 1]

Una ilustración que muestra un emú de la isla King (derecha) y un emú de la isla Canguro (izquierda).
  • El Ave elefante o vorompatra (Aepyornis maximus): esta ave era la mayor que ha coexistido con el hombre moderno, llegando a medir hasta tres metros. Habitó Madagascar hasta, por lo menos, el siglo XI; poco se conoce acerca de las causas de su extinción y tampoco está claro en qué momento se produjo. Un gobernador francés de la isla, Étienne de Flacourt, escribió acerca de la existencia de esta ave en 1658, aunque no como un testimonio directo, lo que no deja claro si en esa fecha ya estaba extinguida o no.
  • La Vorompatra menor (Aepyornis medius): existen numerosas pruebas subfósiles de que un pariente del ave elefante de menor tamaño sobrevivió en Madagascar hasta quizá el siglo XIX, según observaciones no confirmadas de la época. De todos modos, la clasificación taxonómica de estos especímenes menores de Aepyornis es discutida, aunque la agrupación en una sola especie goza de mayor aceptación que otras clasificaciones propuestas hasta hoy.
  • El Emú de la isla King (Dromaius novaehollandiae ater): pariente menor del emú común, habitó la Isla King, al sur de Australia hasta 1822, cuando el último ejemplar capturado murió en el parisino Jardin des Plantes.
  • El Emú de la isla Kangaroo (Dromaius baudinianus): similar a la especie anterior, habitaba la Isla Kangaroo, al sur de Australia. Asimismo, se extinguió alrededor de 1827 debido al impacto causado por los colonos humanos en su hábitat insular.
  • La Moa gigante de la isla Norte (Dinornis novaezelandiae): esta moa, como todas sus parientes de la familia Dinornithidae, se supone que fue cazada hasta el exterminio por los primeros maoríes que colonizaron Nueva Zelanda entre los siglos XIV y XV.
  • La Moa de las Tierras Altas (Megalapteryx didinus): a diferencia del resto de moas, cuya extinción se data sobre el siglo XV, existen indicios de que pequeñas poblaciones de esta especie pudieron sobrevivir hasta principios del siglo XIX.
  • El avestruz arábigo (Struthio camelus syriacus): Su área de distribución era desde Egipto hasta Turquía e Irán. Antes era muy común en todo el Oriente medio, pero la caza por su carne y sus plumas acabó por llevarla a la exterminación en 1966.

Anseriformes

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Las aves del orden Anseriformes, que comprenden básicamente las anátidas y los chajás, son en algunos casos muy sensibles a la caza y a la alteración de los humedales. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 2]

Un ejemplar disecado de pato del Labrador (Camptorhynchus labradorius).
  • El ánade de la isla Ámsterdam (Anas marecula): endémico de la isla Ámsterdam, en los Territorios Franceses del Antártico, solamente se conoce por restos óseos hallados en la isla. Al parecer era incapaz de volar y podría haber sido una presa fácil para los balleneros que recalaban en la isla en el siglo XVIII, extinguiéndose a principios del siglo XIX.
  • El ánade de las Mascareñas (Anas theodori): habitante de las islas de Mauricio y Reunión, esta especie fue cazada hasta la extinción en ambas islas a finales del siglo XVII.
  • El ganso de Reunión (Alopochen kervazoi): similar al ganso egipcio, esta forma endémica de la isla francesa del Índico fue exterminada por los cazadores. El último ejemplar conocido fue descrito por el Padre Bernardin en 1687.
  • El ganso de Mauricio (Alopochen mauritiana): especie similar a la anterior, sufrió la misma caza intensiva que lo llevó a la extinción, declarada oficialmente por el gobernador de la isla en 1698.
  • El ganso de la isla Norte (Cnemiornis gracilis): los gansos de Nueva Zelanda (género Cnemiornis) habían perdido la capacidad de volar, y, como sucedió con las moas o los aptornis, se extinguieron debido a la colonización maorí de los siglos XIV-XV.
  • La malvasía de Nueva Zelanda (Oxyura vatentsi): los subfósiles de esta especie no fueron identificados hasta 2004; como en los casos anteriores, se asume que fue exterminada por los maoríes hacia el siglo XV.
  • El pato de Finsch (Chenonetta finschi): especie no voladora endémica de Nueva Zelanda. Fue exterminado, al igual que las moas, por los primeros maoríes que se asentaron en las islas; aunque no se sabe con certeza en qué época se extinguió, al parecer un espécimen fue cazado en Opotiki en el año 1870.
  • El pato del Labrador (Camptorhynchus labradorius): esta especie poco común habitaba la zona oriental de Canadá y nororiental de los Estados Unidos. Al parecer, diversos factores contribuyeron a su declive (recolección de huevos, caza para obtener plumas, sobreexplotación humana del marisco del que se alimentaba etc.). El último ejemplar vivo fue observado en el estado de Nueva York en 1878.
  • La serreta de las islas Auckland (Mergus australis): al parecer esta especie habitaba en el pasado Nueva Zelanda y los archipiélagos cercanos (Chatham y Auckland), pero a la llegada de los científicos europeos solo se hallaba en este último archipiélago. La caza y la introducción de ratas en las islas provocaron su extinción. El último espécimen conocido fue abatido en 1902.

Galliformes

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Las aves de este orden, es decir, gallos, perdices, faisanes y especies afines, son vulnerables a la introducción de predadores debido a que raramente vuelan. La caza y la alteración del hábitat también han contribuido al declive de muchas especies. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 3]

Ilustración de dos codornices de Nueva Zelanda (Coturnix novaezelandiae).
Tympanuchus cupido cupido, se extinguió en 1932 debido a la caza excesiva
  • La codorniz de Nueva Zelanda o koreke (Coturnix novaezelandiae): esta especie fue exterminada por los colonos ingleses de Nueva Zelanda. La introducción de ratas y cerdos también contribuyó a su declive. El último espécimen vivo fue recogido en 1875.
  • El megapodio gigante (Megapodius molistructor): este megapodio ha sido el de mayor tamaño que ha coexistido con el hombre moderno. Se conoce por subfósiles hallados en Nueva Caledonia y Tonga. Aunque en Tonga fue exterminado por los primeros pobladores en época prehistórica, en Nueva Caledonia pudo haber sobrevivido hasta el siglo XVIII, ya que William Anderson observó un ave de similares características (aunque la confundió con un tipo de urogallo), en su visita a la isla en dicho siglo.
  • El megapodio de Fiji (Megapodius amissus): esta especie es poco conocida, aunque parece ser que sobrevivió en la isla de Viti Levu hasta principios del siglo XX.
  • La codorniz canaria (Coturnix gomerae): Esta especie habitaba las españolas Islas Canarias hasta la llegada de los aborígenes canarios. Su caza por su carne y la depredación que sufría por gatos y ratas la llevaron a la exterminación.
  • La gallina de brezo (Tympanuchus cupido cupido) Subespecie del gallo de las praderas grande Tympanuchus cupido. Descrita por Carlos Linneo en 1758. Conocida en inglés como heath hen. Eran abundantes durante la época colonial. Pero debido a la intensa presión de caza, la población disminuyó rápidamente. Tal vez ya en la década de 1840, en cualquier caso en 1870, todas las gallinas de brezo fueron extirpadas en el continente. Quedaban unas trescientas en la isla de Martha's Vineyard, frente a Massachusetts, pero en 1890 esta cifra había disminuido a 120-200 aves, principalmente debido a la depredación de gatos callejeros y la caza furtiva. A fines del siglo XIX, quedaban unos 70. Estos fueron protegidos por una prohibición de caza y por el establecimiento en 1908 de la "Heath Hen Reserve" (hoy el Bosque Estatal Manuel F. Correllus), y la población creció rápidamente a casi dos mil: a mediados de la década de 1910, observar a las aves en sus terrenos de apareamiento se habían convertido en una especie de atracción turística. Sin embargo, un incendio destructivo durante la temporada de anidación de 1916, inviernos severos, una afluencia inusual de azores depredadores, endogamia, un número excesivo de individuos masculinos y aparentemente una epidemia de enfermedad de la espinilla, que podría haber sido transmitida por aves de corral, redujo los números rápidamente ; después de una última recuperación a 600 en 1920, la población comenzó su declive final.

En 1927, solo quedaban alrededor de una docena -sólo dos eran hembras- a pesar de contar con la mejor protección según la ciencia contemporánea; ese número se había reducido a un puñado, todos los hombres, para el final del año. Después del 8 de diciembre de 1928, aparentemente solo sobrevivió un hombre, cariñosamente apodado "Booming Ben". Fue visto por última vez en su campo de lekking tradicional entre West Tisbury y el Martha's Vineyard Airport el 11 de marzo de 1932, al principio de la temporada de cría, y presumiblemente murió, alrededor de ocho años, días o solo unas horas después por causas desconocidas.

Charadriiformes

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Las aves del orden Charadriiformes, compuesto básicamente por aves marinas como las gaviotas o los págalos, han sido frecuentemente diezmadas por la caza, la recolección de sus huevos y el agotamiento de su alimento a causa de la sobreexplotación pesquera. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 4]

Una alca gigante (Pinguinus impennis) disecada, conservada en el Museo de Historia Natural de Londres.
  • La gallineta de Tahití (Prosobonia leucoptera): esta especie endémica de Tahití fue descrita por William Anderson en 1773 y era bien conocida por los polinesios, que la llamaban torome. Sin embargo, desde entonces no se ha vuelto a registrar viva; se cree que se extinguió a lo largo del siglo XIX a causa de la introducción de ratas en la isla.
  • La gallineta de alas blancas (Prosobonia ellisi): esta especie, similar a la anterior, fue descrita también por William Anderson sobre la base de dos especímenes capturados en la isla de Moorea en 1777. Al parecer, siguió la misma suerte que su pariente tahitiana y se extinguió poco después.
  • El alca gigante (Pinguinus impennis): incapaz de volar, esta ave antaño común en todo el Atlántico Norte sufrió una intensa persecución (caza, recolección de huevos, plumas etc.) que lo llevó a la total extinción hacia 1852, cuando el último ejemplar vivo fue observado en Terranova.
  • El ostrero negro canario (Haematopus meadewaldoi): esta ave endémica de la isla canaria de Fuerteventura e islotes aledaños se extinguió hacia 1940 a causa de la recolección de huevos y la depredación que éstos sufrían también por gatos y ratas. Exhaustivas búsquedas en 1956 y 1980 no lograron hallar ningún ejemplar vivo o muerto, aunque existen observaciones sin confirmar de esta ave en la vecina isla de Tenerife, en 1968 y también en 1981.

Nota: el zarapito del Ártico (Numenius borealis) fue diezmado por la caza intensiva y fue registrada por última vez en Barbados, en 1963, aunque recientes observaciones de aves similares en Nueva Escocia podrían referirse a la supervivencia de esta especie. La UICN la considera como «posiblemente extinta».

Gruiformes

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Las aves del orden Gruiformes, conocidas comúnmente como zancudas, son muy vulnerables a la introducción de nuevos depredadores en sus hábitats, ya que muchas son de hábitos terrestres. La recolección de huevos y la alteración de los humedales también han contribuido al declive de muchas de ellas. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 5]

El rascón de Laysan (Porzana palmeri) es una de las muchas especies de rascón extinguidas en los últimos siglos.
  • El aptornis de la Isla Norte (Aptornis otidiformis): los aptornis eran enormes gruiformes incapaces de volar que habitaron Nueva Zelanda hasta la colonización polinesia de los siglos XIV-XV. Las causas de su extinción son similares a la ya descrita anteriormente para las moas.
  • El rascón de Hawkins (Diaphorapteryx hawkinsi): este rascón era incapaz de volar y habitaba las islas neozelandesas de Chatham. Fue presumiblemente exterminado por los polinesios que colonizaron las islas, aunque según un informe del zoólogo Lionel Walter Rothschild, esta especie aún pervivía en las islas en 1895.
  • El rascón rojo (Aphanapteryx bonasia): esta especie era endémica de Mauricio. Al igual que otras aves propias de esta isla había perdido la capacidad de volar. Este hecho lo hacía muy vulnerable a la caza por los colonos europeos, que finalmente lo exterminaron poco después de 1693, fecha en que fue descrito por última vez.
  • El rascón de Rodríguez (Erythromachus leguati): similar al anterior y endémico de la vecina isla de Rodríguez, también era incapaz de volar y por ello, también fue exterminado por la caza indiscriminada de los colonos europeos. Pingré determinó que se había extinguido totalmente en 1761.
  • El rascón barrado (Nesoclopeus poecilopterus): este rascón era endémico de Fiyi. Era poco conocido y no ha sido capturado ningún ejemplar desde 1890, aunque existe una observación sin confirmar de uno vivo en 1973.
  • El rascón de Wake (Gallirallus wakensis): esta especie endémica del atolón de Wake sufrió los efectos de la II Guerra Mundial, ya que las tropas japonesas que quedaron incomunicadas en este atolón exterminaron a todas estas aves para alimentarse. El último ejemplar fue cazado en 1945.
  • El rascón de Tahití (Gallirallus pacificus): este rascón poco conocido habitó Tahití hasta mediados del siglo XIX. Su extinción parece ser que se debió a la introducción de ratas en la isla, como en otros casos de rascones del Pacífico.
  • El rascón de Dieffenbach (Gallirallus dieffenbachii): como la especie anterior, desapareció por similares causas a mediados del siglo XIX. Habitaba las islas Chatham.
  • El rascón de Tonga (Gallirallus vekamatolu): esta especie se conoce solamente por un dibujo efectuado durante la expedición de Malaspina de 1793. Se cree que se extinguió pocos años después, ya que no volvió a ser registrada.
  • El rascón de las islas Chatham (Cabalus modestus): este poco conocido rascón propio de estas islas se extinguió a finales del siglo XIX a causa de la introducción de ratas.
  • El rascón de Reunión (Dryolimnas augusti): esta especie endémica de Reunión se extinguió a finales del siglo XVII a causa de la caza intensiva.
  • El rascón de Ascensión (Mundia elpenor): conocido por un boceto realizado por Peter Mundy en 1656, esta especie no voladora, endémica de la isla africana de Ascensión, sobrevivió hasta la introducción de gatos en la isla en 1815.
  • El rascón de Santa Helena (Porzana astrictocarpus): esta ave no voladora fue exterminada por los gatos y ratas introducidos por los europeos en la isla africana de Santa Helena en 1502.
  • El rascón de Laysan (Porzana palmeri): esta especie habitaba la isla hawaiana de Laysan hasta 1944, cuando la introducción accidental de ratas durante la II Guerra Mundial propició su extinción.
  • El rascón de Hawái (Porzana sandwichensis): endémico de la isla de Gran Hawái, no volaba y también fue presa fácil para gatos y ratas introducidos en la isla. El último registro fiable de un espécimen vivo data de 1884 y una búsqueda organizada en 1887 no pudo hallar ninguno más.
  • El rascón de Kosrae (Porzana monasa): esta ave propia de la isla micronesia de Kosrae solamente se conoce por dos especímenes capturados por Friedrich Heinrich von Kittlitz en su visita a la isla en 1827. Parece ser que las ratas llegadas a la isla en barcos balleneros o de las misiones cristianas exterminaron esta especie poco después.
  • El rascón de Miller (Porzana nigra): esta especie nativa de la isla polinesia de Tahití, cuya taxonomía es discutida dado los pocos datos de que se disponen, se extinguió a principios del siglo XIX a causa de la introducción de ratas en la isla.
  • El rascón de Nueva Zelanda (Capellirallus karamu): nativa de la Isla Norte, se extinguió hacia el siglo XIV como consecuencia de la colonización polinesia de Nueva Zelanda.
  • El rascón de Hodgens (Gallinula hodgenorum): como el caso anterior, este rascón endémico de Nueva Zelanda también sucumbió a la colonización de los maoríes.
El calamón de Lord Howe (Porphyrio albus) fue exterminado por la caza a principios del siglo XIX.
  • El calamón de Santa Helena (Aphanocrex podarces): de mayor tamaño que el también extinto rascón de Santa Helena, también era incapaz de volar e igualmente se vio afectado por la introducción de ratas y gatos en la isla de Santa Helena a partir de su colonización por europeos en 1502.
  • El calamón de Lord Howe (Porphyrio albus): este calamón endémico de la isla australiana de Lord Howe fue exterminado por la caza intensiva de los balleneros que surcaban la zona, desapareciendo a principios del siglo XIX.
  • El calamón de Reunión (Porphyrio coerulescens): esta ave solamente es conocida por las descripciones realizadas por Dubois, durante su estancia en la isla francesa de Reunión, hacia 1674. Según el Padre Brown aún existía en el interior de la isla en 1724, pero la caza y la proliferación de ratas y gatos parece que causaron su extinción a mediados del siglo XVIII. A diferencia de otras aves endémicas de la isla que se extinguieron poco después de la colonización, no se han hallado restos subfósiles que respalden la existencia de esta especie aparte de las referencias escritas de los siglos XVII y XVIII.
  • El calamón de las islas Marquesas (Porphyrio paepae): endémico del archipiélago polinesio de las Marquesas, este poco conocido calamón sobrevivió hasta al menos 1902, cuando una de estas aves apareció en un lienzo de Paul Gauguin.
  • El takahe de la Isla Norte (Porphyrio mantelli): esta especie se conoce solo por subfósiles hallados en la Isla Norte de Nueva Zelanda, aunque existe una observación sin confirmar de un espécimen vivo en 1894. Una especie muy similar, el takahe de la Isla Sur (Porphyrio hochstetteri), se creyó que se había extinguido en 1898, pero afortunadamente fue redescubierto en 1948, pudiéndose conservar hasta hoy.
  • La polluela de Tristán da Cunha (Gallinula nesiotis): esta ave endémica de la isla británica de Tristán de Acuña se extinguió a finales del siglo XIX a causa de la caza y la introducción de ratas en las islas.
  • La negreta de las Mascareñas (Fulica newtoni): como otras aves endémicas de Mauricio y Reunión, esta especie se extinguió de ambas islas a finales del siglo XVII a causa de la caza por los colonos europeos.

Podicipediformes

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Las aves de este orden, conocidas comúnmente como somormujos, suelen ser vulnerables a la caza y la alteración de sus hábitats acuáticos por el drenaje para la agricultura y la contaminación por plomo y pesticidas. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

Modelo de un somormujo de Alaotra (Tachybaptus rufolavatus).

Ciconiiformes

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Las aves de este orden incluyen cigüeñas, ibis y garzas. Son vulnerables a la caza y los cambios en el hábitat, sobre todo para las especies insulares. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

Dibujo de un ibis de Reunión (Threskiornis solitarius).
  • El martinete de Bermudas (Nyctanassa carcinocatactes): conocida por subfósiles, esta ave endémica de Bermudas sobrevivió, según referencias históricas, hasta el siglo XVII.
  • El martinete de Reunión (Nycticorax duboisi): a diferencia de otros endemismos de Reunión, esta especie sí podía volar, lo cual deja dudas acerca de las causas de su extinción, que pudo ocurrir en el siglo XVIII.
  • El martinete de Mauricio (Nycticorax mauritianus): similar a la anterior, habitó Mauricio hasta el siglo XVII o XVIII.
  • El martinete de Rodríguez (Nycticorax megacephalus): similar a las dos anteriores, habitó la isla de Rodríguez hasta mediados del siglo XVIII.
  • El martinete de Ascensión (Nycticorax olsoni): esta especie no voladora se conoce por subfósiles y alguna vaga descripción del siglo XVI, extinguiéndose poco después.
  • El avetorillo de Nueva Zelanda (Ixobrychus novaezelandiae): esta especie poco conocida habitó Oceanía hasta 1890. Se desconocen las causas de su extinción.
  • El ibis de Reunión (Threskiornis solitarius): esta enigmática ave endémica de Reunión fue clasificada como un pariente del dodo hasta que el estudio de sus restos subfósiles la reclasificó como un ibis a finales del siglo XX. Apenas podía volar; fue descrita viva por última vez en 1705.

Sphenisciformes

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Las aves del orden Sphenisciformes se conocen vulgarmente como pingüinos o pájaros bobos. Es un orden vulnerable a la caza y a los cambios en el hábitat, como la sobrepesca o la contaminación. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 6]

  • El pingüino de Waitaha (Megadyptes waitaha): esta especie de Nueva Zelanda fue descubierta en el registro subfósil en 2008. Se cree que desapareció hacia los siglos XIV-XV a causa de la colonización polinesia. Su nicho ecológico fue ocupado por pingüinos de ojos amarillos (Megadyptes antipodes), que colonizaron la Isla Sur poco después.

Pelecaniformes

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Las aves de este orden incluyen pelícanos, cormoranes y otras especies afines. No es un orden especialmente vulnerable a la caza o a los cambios en el hábitat, excepto en el caso de especies insulares. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

Dibujo de un cormorán brillante o de Pallas (Phalacrocorax perspicillatus).

NOTA: Se desconoce si el pelícano de Nueva Zelanda (Pelecanus novaezelandiae) se extinguió durante la colonización polinesia de las islas o ya había desaparecido en una fase prehistórica. Los subfósiles más recientes datan del año 1.500 a. C.

Procellariiformes

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Las aves de este orden incluyen aves marinas, como los albatros y los petreles. Tampoco es un orden considerado especialmente vulnerable a la caza o a cambios en el hábitat, pero las especies de poblaciones pequeñas han sufrido la presión de la caza, la recolección de huevos y plumas y la sobreexplotación pesquera. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

  • El petrel de Santa Helena menor (Bulweria bifax): endémico de la isla africana de Santa Helena, se extinguió tras la introducción de ratas en la isla a partir de 1502.
  • El petrel de Santa Helena mayor (Pseudobulweria rupinarum): al igual que el otro petrel endémico de Santa Helena, se extinguió a principios del siglo XVI.
  • El petrel de Guadalupe (Oceanodroma macrodacyla): especie endémica de la isla mexicana de Guadalupe, sufrió la introducción de gatos en dicha isla a finales del siglo XIX. El último nido fue localizado en 1912.
  • El pardela de Bermudas (Puffinus parvus): esta ave poco conocida se extinguió tras la colonización de las Bermudas, entre los siglos XVI y XVII.
  • La pardela de la lava canaria (Puffinus olsoni): especie conocida únicamente por los subfósiles hallados en los campos de lava de las islas Canarias, se cree que se extinguió poco después de la colonización española del archipiélago, en el siglo XV.
  • La pardela de Scarlett (Puffinus spelaeus): nativa de Nueva Zelanda, la introducción de la rata polinesia por los maoríes exterminó a esta especie hacia los siglos XIV-XV.

NOTA: El petrel de Jamaica (Pterodroma caribbaea) no se ha registrado desde 1879, pero no puede certificarse su extinción ya que no se han realizado rastreos adecuados para un ave de hábitos nocturnos tan difícil de observar, y por ello la UICN la considera sólo críticamente amenazada. Otra especie, el petrel de Mangareva, descrito en 1922 sobre la base de parte de un individuo muerto, se considera por el momento solamente especulativa y no ha sido asignada a un taxón.

Columbiformes

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Las aves de este orden, conocidas genéricamente como palomas, son especialmente vulnerables a la caza por su carne, muy apreciada en muchas especies de este orden. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 7]

La paloma migradora (Ectopistes migratorius), antaño muy abundante, sufrió cacerías a gran escala que la llevaron a extinguise en 1914.
  • La paloma de Santa Helena (Dysmoropelia dekarchiskos): especie no voladora, como otros endemismos de la isla de Santa Helena, se extinguió tras la colonización por los europeos en 1502.
  • La paloma migradora (Ectopistes migratorius): antaño era muy común en Norteamérica. En la época de la migración formaba bandadas de millones de individuos. Tras la colonización por los europeos, grandes cacerías organizadas aniquilaron todas las bandadas existentes para obtener su carne. El último ejemplar capturado murió en el zoo de Cincinnati en 1914.
  • La paloma forestal de Bonin (Columba versicolor): endémica de las islas japonesas de Ogasawara, la deforestación, la caza y la introducción de gatos y ratas exterminaron su pequeña población. La última ave capturada murió en 1889.
  • La paloma forestal de Ryukyu (Columba jouyi): especie propia de las islas japonesas de Okinawa, se extinguió por las mismas causas que su pariente de Ogasawara, aunque algo más tarde (fue vista por última vez en 1936).
  • La paloma rosada de Reunión (Streptopelia duboisi): de taxonomía discutida, esta especie se extinguió a finales del siglo XVII. A diferencia de otras especies endémicas de las Mascareñas, su pariente de la vecina Mauricio (Nesoenas mayeri) ha logrado sobrevivir hasta nuestros días y se halla en fase de recuperación.
  • La tórtola de Rodríguez (Streptopelia rodericana): al igual que la especie anterior, su clasificación taxonómica no está resuelta. Habitó la isla de Rodríguez hasta finales del siglo XVII.
  • La paloma terrestre de la isla Norfolk (Gallicolumba norfolciensis): endémica de la isla de Norfolk, se extinguió a comienzos del siglo XIX.
  • La paloma terrestre de Tanna (Gallicolumba ferruginea): esta ave era endémica de la isla de Tanna (Vanuatu). Conocida solo por dos especímenes capturados y algunos dibujos, se extinguió a lo largo del siglo XIX.
  • La paloma terrestre de Makira (Gallicolumba salamonis): este poco conocido endemismo de las islas Salomón se extinguió hacia 1927 a causa de la introducción de ratas y gatos.
  • La gura de Choiseul (Microgoura meeki): conocida por seis especímenes abatidos en la isla papú de Choiseul en 1904, esta ave no ha vuelto a ser registrada desde entonces.
  • La paloma frugívora polinesia (Ptilinopus mercierii): poco conocida, nativa de la Polinesia Francesa, desapareció a principios del siglo XX.
  • La paloma frugívora filipina (Ptilinopus arcanus): asimismo poco conocida, esta ave se conoce por un único espécimen capturado en 1953. Su estatus es incierto a falta de datos sobre su distribución y hábitat.
  • La paloma azul de Mauricio (Alectroenas nitidissima): esta ave endémica de Mauricio sobrevivió al impacto de la colonización europea hasta, al menos, 1830.
  • La paloma gris de Rodríguez (Alectroenas rodericana): endémica de Rodríguez, esta especie fue registrada por última vez en 1726. Su clasificación taxonómica es discutida.
  • El dodo o dronte (Raphus cucullatus): esta célebre ave no voladora, utilizada usualmente como símbolo de la conservación de las especies para evitar su extinción, habitó la isla de Mauricio hasta 1681, cuando fue abatido el último espécimen conocido.
  • El solitario de Rodríguez o paloma eremita (Pezophaps solitaria): pariente del dodo, aunque menos conocida, esta ave no voladora desapareció de Rodríguez hacia 1730 víctima de la caza y el acoso de los gatos introducidos en la isla.

Psittaciformes

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Las aves de este orden, conocidas genéricamente como loros o cotorras, son especialmente vulnerables a la caza para venderlas como aves de jaula, así como a las alteraciones del hábitat en especies isleñas. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

Un ejemplar disecado de cotorra de Carolina (Conuropsis carolinensis).
  • La cotorra de Carolina (Conuropsis carolinensis): esta especie era el único psitaciforme realmente nativo de Estados Unidos, siendo el miembro de este orden de distribución más septentrional. La alteración del hábitat, las enfermedades y la caza por los agricultores que la consideraban una plaga provocaron su extinción. El último espécimen conocido murió en el zoo de Cincinnati en 1918, aunque existen varias observaciones sin confirmar posteriores a esta fecha.
  • El kaka de Norfolk (Nestor productus): endémico de la isla australiana de Norfolk, esta ave sufrió las consecuencias de la colonización de la isla por los europeos en el siglo XIX. El último ejemplar capturado murió en 1851.
  • El periquito de Raiatea (Cyanoramphus ulietanus): esta especie endémica de Raiatea (Polinesia Francesa) se conoce por dos especímenes capturados a finales del siglo XVIII. Se cree que se extinguió poco después a causa de la colonización europea.
  • El periquito de frente negra (Cyanoramphus zealandicus): especie endémica de Tahití y similar a la anterior, se extinguió hacia 1844 por la misma razón.
  • El loro del paraíso (Psephotus pulcherrimus): esta ave habitaba los estados australianos de Queensland y Nueva Gales del Sur. Fue vista por última vez en 1927; las causas de su declive no están determinadas.
  • El lorito de Seychelles (Psittacula wardi): esta especie propia de Seychelles se extinguió hacia 1883 a causa de la caza y la destrucción de su hábitat.
  • El lorito de Newton (Psittacula exsul): endémico de Rodríguez, la caza intensiva y la pérdida de hábitat provocaron su desaparición hacia 1875.
  • El loro gris de Mauricio (Psittacula bensoni): esta especie de Mauricio fue descrita en 1602; el registro subfósil avala su existencia.
  • El loro de las Mascareñas (Mascarinus mascarinus): propio de Reunión (y quizá Mauricio), esta especie de loro fue exterminada por los europeos durante el siglo XVIII. El último ejemplar cautivo, posesión de Luis I de Baviera, murió hacia 1835.
  • El loro de pico ancho (Lophopsittacus mauritianus): incapaz de volar, esta ave endémica de Mauricio sufrió la introducción de ratas y gatos tras la colonización europea, extinguiéndose a finales del siglo XVII.
  • El loro de Rodríguez (Necropsittacus rodericanus): endémico de Rodríguez, se conoce por restos subfósiles y por dos descripciones de 1674 y 1726. Se extinguió a finales del siglo XVIII a causa de las ratas y gatos introducidos por los europeos.
  • El guacamayo rojo cubano (Ara tricolor): endémico de Cuba, la destrucción de su hábitat así como la caza lo llevaron a la completa extinción hacia 1864.
  • La aratinga de Guadalupe (Aratinga labati): ave endémica de la isla francesa de Guadalupe, conocida solo por algunas descripciones, desapareció a finales del siglo XVIII.
  • La amazona de Martinica (Amazona martinicana): especie propia de Martinica, la destrucción de su hábitat provocó su extinción a mediados del siglo XVIII.
  • La amazona de Guadalupe (Amazona violacea): similar a la anterior, corrió la misma suerte en la vecina isla francesa de Guadalupe.
  • El guacamayo de Dominica (Ara atwoodi): Esta especie de guacamayo habitó la isla de Dominica. Era un ave verde y amarilla con una máscara escarlata desde los oídos hasta el principio del pico. La caza por su carne y para el comercio de mascotas la llevó a la extinción en el siglo XVIII.
  • El guacamayo jamaicano rojo (Ara gossei): Esta ave de la isla de Jamaica solo es conocida por un espécimen abatido por Mr Odell. Desapareció antes de que los científicos llegaran a saber sobre él.

Nota: El loro nocturno (Pezoporus occidentalis), el lorito de Nueva Caledonia (Charmosyna diadema) y el guacamayo glauco (Anodorhynchus glaucus) no están considerados como extintos por la UICN, ya que aunque faltan pruebas recientes de su supervivencia, existen indicios de la posible existencia de poblaciones relictuales. La cotorra de Sinú (Pyrrhura subandina) ha sido reconocida como nueva especie recientemente, y aunque no existen registros fiables desde 1940, faltan estudios que clarifiquen cuál es su estatus actual. En cuanto al loro ecléctico de Oceanía (Eclectus infectus), que habitó varias islas melanesias durante el Neolítico, podría haber subsistido en Tonga hasta el siglo XVIII, pero faltan pruebas concluyentes.

Cuculiformes

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Las aves de este orden, conocidas como cucos, no se consideran especialmente vulnerables a la caza o a las alteraciones del hábitat, excepto en especies insulares. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

Un cuco de Delalande (Coua delalandei) disecado.
  • El cuco de Delalande (Coua delalandei): endémico de Madagascar, este cuco no parasitante se conoce por catorce especímenes capturados entre 1827 y 1834. Al parecer se extinguió pocos años después a causa de la deforestación y la introducción de gatos.
  • El cuco de Santa Helena (Nannococcyx psix): propio de la isla africana de Santa Helena, esta especie se conoce solo por un húmero subfósil. Se considera que se extinguió a causa de la deforestación de la isla durante el siglo XVIII.

Falconiformes

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Las aves del orden Falconiformes comprenden las aves de presa diurnas como águilas y buitres. Son vulnerables a la caza, al uso de pesticidas y a las alteraciones del hábitat, especialmente a la eliminación de sus presas. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 8]

Un águila de Haast (Harpagornis moorei) atacando un grupo de moas.
  • El águila de Haast (Harpagornis moorei): esta especie era la mayor ave de presa que ha coexistido con el hombre moderno, llegando a poseer una envergadura de casi tres metros. Habitaba Nueva Zelanda y cazaba moas para alimentarse. Precisamente el exterminio de éstas por los maoríes hacia el siglo XV provocó la extinción de esta especie poco después, aunque el explorador Charles Douglas relató en sus diarios un encuentro con dos ejemplares vivos en 1870, si bien este hecho ha sido muy discutido por los científicos.
  • El águila coronada de Madagascar (Stephanoaetus mahery): similar a la anterior, aunque no directamente emparentada, esta águila malgache también desarrolló una gran envergadura como adaptación a la caza del ave elefante (ave análoga a las moas y asimismo extinta) y quizá de los lémures gigantes, hoy extinguidos. Como en el caso anterior, el exterminio de sus presas llevó a esta gran águila a desaparecer hacia el siglo XV.
  • El caracara de Guadalupe (Polyborus lutosus): esta especie restringida a la isla mexicana de Guadalupe sufrió una caza intensiva por parte de los ganaderos asentados en la isla, que lo consideraban una amenaza para sus cabras. El último ejemplar fue abatido en 1900.
  • El cernícalo de Reunión (Falco duboisi): endémico de Reunión, esta ave se extinguió durante el siglo XVIII. Las causas de su extinción son desconocidas, ya que sus parientes cercanos de Mauricio (F. punctatus) y Seychelles (F. araea) todavía habitan sus respectivas islas, habiendo estado sometidos a las mismas presiones que comportó la colonización europea de la zona.

Strigiformes

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Las aves del orden Strigiformes comprenden las aves de presa nocturnas como búhos y lechuzas. Son vulnerables a la caza y a cambios en su hábitat. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 9]

El mochuelo reidor (Sceloglaux albifacies) habitaba Nueva Zelanda.
  • La lechuza de Reunión (Mascarenotus grucheti): endémica de Reunión, se desconocen las circunstancias de su extinción ya que solamente se conoce por restos subfósiles, pero sobrevivió hasta, al menos, el siglo XVII.
  • La lechuza de Mauricio (Mascarenotus sauzieri): afín a la anterior y confinada a Mauricio esta especie sí pudo ser descrita viva, la última vez en 1837. La pérdida de hábitat a causa de la transformación de la selva en plantaciones causó su extinción.
  • La lechuza de Rodríguez (Mascarenotus murivorus): similar a las dos anteriores y endémica de la vecina Rodríguez, el impacto de la colonización europea provocó su desaparición a principios del siglo XVIII.
  • El mochuelo reidor (Sceloglaux albifacies): esta ave endémica de Nueva Zelanda era antaño muy común, pero tras la colonización europea comenzó a declinar. El último registro fiable de un espécimen vivo data de 1914, aunque existen observaciones sin confirmar hasta 1960.
  • La lechucita de Puerto Rico (Tyto cavatica): conocida solo por subfósiles hallados en cuevas de Puerto Rico, existen indicios de su supervivencia hasta, al menos, 1912.
  • La lechucita de las Bahamas (Tyto pollens): pariente de la anterior, también es conocida solo por subfósiles hallados en la isla bahameña de Andros. Según los relatos de los primeros colonos europeos aún estaba presente en esta isla en el siglo XVI.
  • El autillo de Madeira (Otus mauli) es conocido por los restos encontrados en la isla de Madeira. La causa más probable de su extinción fue la llegada del hombre a la isla, que produjo cambios en su hábitat y la introducción de nuevas especies en ella.[3]

Nota: el mochuelo pernambucano (Glaucidium mooreorum), endémico del noreste de Brasil, es considerado como «posiblemente extinto» por la UICN y no es avistado desde 2001, a pesar de las numerosas búsquedas en su región.

Caprimulgiformes

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Las aves de este orden se conocen comúnmente como chotacabras y suelen tener hábitos nocturnos. Su ecología es relativamente poco conocida y se consideran vulnerables. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 10]

  • El chotacabras jamaicano (Siphonorhis americana): las últimas observaciones sin confirmar son de 1980. La introducción de predadores diezmó a esta especie hasta su posible extinción.
  • El chotacabras cubano (Siphonorhis daiquiri): solamente conocido por subfósiles hallados en Cuba, existen indicios de su supervivencia hasta tiempos recientes.

Coraciiformes

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Dibujo de una abubilla gigante (Upupa antaios), endémica de Santa Helena.

Las aves del orden Coraciiformes comprenden martines pescadores, abubillas y especies afines. No se consideran especialmente vulnerables, excepto las especies insulares. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:

  • El martín pescador de las islas Ryukyu (Todiramphus miyakoensis): conocido por un único ejemplar capturado en las islas japonesas de Ryukyu en 1887, su clasificación taxonómica no ha sido resuelta satisfactoriamente. La pérdida de su hábitat provocó su extinción a finales del siglo XIX.
  • La abubilla gigante (Upupa antaios): esta ave endémica de la isla de Santa Helena había perdido la capacidad de volar, debido a su aumento de tamaño, que la hacía sensiblemente mayor que sus parientes de Europa y África. La introducción de gatos y ratas por los europeos tras la colonización de la isla en 1502 causó su extinción poco tiempo después.

Apodiformes

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Las aves del orden Apodiformes se conocen comúnmente como colibríes. Existen muchas especies conocida por uno o dos especímenes y se consideran especialmente vulnerables a la destrucción de su hábitat y a la recolección por coleccionistas. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 11]

  • El colibrí esmeralda de Brace (Chlorostilbon bracei): endémico de la isla bahameña de New Providence, se conoce solamente por un espécimen capturado en 1877. La pérdida de hábitat adecuado en esta isla ha llevado a la conclusión de que se extinguió poco después.
  • El colibrí esmeralda de Gould (Chlorostilbon elegans): también conocido por un único ejemplar descrito en 1860, se cree que habitaba diversas islas del Caribe y presumiblemente se extinguió a finales del siglo XIX.
  • El colibrí de Alfaro (Saucerottia alfaroana): propio de Costa Rica y poco conocido, no se ha registrado desde finales del siglo XIX.

Piciformes

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Ejemplares disecados de carpintero imperial (Campephilus imperialis).

Las aves del orden Piciformes comprenden a los pájaros carpinteros y otros picos. Son vulnerables a la deforestación. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 12]

  • El carpintero imperial (Campephilus imperialis): propio de Norteamérica, el último registro fiable de un ejemplar vivo data de 1956. La pérdida de bosques propios para su supervivencia fue la causa de su declive, aunque numerosas observaciones no confirmadas y el presunto redescubrimiento de su cercano pariente, el pico de marfil, en 2005, podrían indicar una posible supervivencia, por lo que la UICN lo cataloga como "posiblemente extinto".

Passeriformes

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Las aves del orden Passeriformes comprenden a los pájaros propiamente dichos. Representan cerca del 50% del total de especies de aves y su ecología es muy variada, desde especies como los petirrojos o los gorriones que son muy abundantes y conviven con el hombre en zonas urbanas, hasta especies insulares muy sensibles a cualquier alteración de su hábitat, como los pinzones de Hawái. Las especies de este orden extinguidas en época histórica son:[nota 13]

El acantisita de Isla Stephen (Xenicus lyalli) se considera el ave no voladora de menor tamaño conocida.
  • El chochín de la isla Stephen (Xenicus lyalli): incapaz de volar y restringida a la pequeña isla neozelandesa de Stephen, este pájaro habitó en época prehistórica toda Nueva Zelanda. La llegada de la rata polinesia, quizá transportada por los maoríes, exterminó la especie de toda Nueva Zelanda excepto de esta pequeña isla. El establecimiento de un faro en 1894 conllevó la introducción de gatos en la isla que exterminaron en pocos meses a toda la especie.
  • El acantisita de matorral (Xenicus longipes): similar al anterior y casi incapaz de volar, la introducción de predadores en Nueva Zelanda por los colonos europeos exterminó la especie. Los seis últimos ejemplares capturados se liberaron en la isla de Kaimohu en 1972 y no se han vuelto a ver desde entonces.
  • El mamo de Hawái (Drepanis pacifica) era cazado por las brillantes plumas que lucía en la rabadilla, extinguiéndose en 1899[4]​.
  • El kioea (Chaetoptila angustipluma): como muchos otros melífagos de las islas Hawái, esta familia de aves contaba con poblaciones pequeñas y frágiles a la llegada de los europeos al archipiélago. Poco conocidos, el impacto de la colonización europea provocó su rápida extinción a mediados del siglo XIX.
  • El moho de Hawái (Moho nobilis): pariente del kioea, este melífago fue cazado intensivamente por sus plumas hasta extinguirse en 1934.
  • El moho de Oahu (Moho apicalis): como el kioea, este melífago desapareció a mediados del siglo XIX.
  • El moho de Molokai (Moho bishopi): como los otros mohos, el impacto causado por la caza, la deforestación, los gatos y las enfermedades introducidas por los europeos exterminó a esta especie hacia 1904.
  • El moho de Kauai (Moho braccatus): a diferencia de los otros mohos, esta especie logró sobrevivir hasta 1987, cuando los huracanes que azotaron la isla de Kauai terminaron con los pocos nidos que se conocían.
  • El melífago de las islas Chatham (Anthornis melanocephala): endémico de las islas neozelandesas de Chatham, fue registrado por última vez en 1910.
  • El gerigón de Lord Howe (Gerygone insularis): esta especie era endémica de la isla australiana de Lord Howe. Fue vista por última vez hacia 1930.
  • El monarca de Maupiti (Pomarea pomarea): endémico de Polinesia Francesa, se extinguió a mediados del siglo XIX.
  • El monarca de Eiao (Pomarea fluxa): endémico de las Islas Marquesas, se extinguió hacia 1970.
  • El monarca de Nuku Hiva (Pomarea nukuhivae): endémico de las Islas Marquesas, se extinguió hacia 1950.
  • El papamoscas de Guam (Myiagra freycineti): ave propia de la isla de Guam, sufrió un rápido declive tras la introducción, a mediados del siglo XX, de la serpiente Boiga irregularis en dicha isla. No se ha registrado desde 1983.
  • El piopío de la Isla Norte (Turnagra tanagra): endémico de la Isla Norte de Nueva Zelanda, no se ha registrado desde principios del siglo XX.
  • El piopío de la Isla Sur (Turnagra capensis): endémico de la Isla Sur de Nueva Zelanda, no se ha registrado desde 1902.
  • La huia (Heteralocha acutirostris): ave endémica de Nueva Zelanda, se registró por última vez en 1906. Se caracterizaba por el dimorfismo sexual en su pico.
La huia (Heteralocha acutirostris) presentaba diferencias en el pico según su sexo.
  • El megaluro de las Islas Chatham (Bowdleria rufescens): propio de las Islas Chatham, se extinguió como muchos otros endemismos de este archipiélago a principios del siglo XX.
  • El ojiblanco de Lord Howe (Zosterops strenuus): endémico de la isla de Lord Howe, sucumbió como otras aves propias de la isla a los cambios introducidos por el hombre. El último espécimen se registró en 1918.
  • El sílvido de Aldabra (Nesillas aldabrana): la introducción de ratas y gatos eliminó a esta ave de su único hogar, el atolón de Aldabra. El último ejemplar fue registrado en 1983.
  • El tordo de Gran Caymán (Turdus ravidus): propio de la isla caribeña de Gran Caymán, fue visto por última vez a mediados del siglo XX.
  • El tordo de Bonin (Zoothera terrestris): endémico de las islas japonesas de Ogasawara, no se ha registrado desde 1830.
  • El amaui (Myadestes woahensis): desapareció de las islas Hawái a mediados del siglo XIX.
  • El kamao (Myadestes myadestinus): como el amaui, se extinguió por los cambios introducidos en Hawái por el hombre. El último avistamiento fiable data de 1989.
  • El estornino de Kosrae (Aplonis corvina): desapareció de la isla micronesia de Kosrae a mediados del siglo XIX.
  • El estornino misterioso (Aplonis mavornata): endémico de Mauke, en las Islas Cook, fue depredado por las ratas introducidas en la isla, poco después de su descubrimiento en 1825.
  • El estornino de Tasman (Aplonis fusca): antiguamente existían dos subespecies de esta ave, una en la isla de Norfolk y otra en la isla de Lord Howe; la primera desapareció hacia 1923 y la segunda en 1919.
  • El estornino crestado de Reunión (Fregilupus varius): endémico de la isla de Reunión, corrió la misma suerte que casi todas las aves propias de la isla y se extinguió en 1837.
  • El estornino de Rodríguez (Necropsar rodericanus): descubierto en 1726 en el islote de Gombrani, adyacente a Rodríguez, no se ha vuelto a registrar vivo, aunque sí se han hallado subfósiles que avalan su existencia.
  • El íctero palustre mexicano (Quiscalus palustris): desapareció de México hacia 1910 a causa de la alteración de su hábitat.
  • El picogordo de Bonin (Chaunoproctus ferreorostris): como otras aves de las islas japonesas de Ogasawara, se extinguió hacia 1830.
  • El drepano de Lanai (Dysmorodrepanis munroi): los drepanos o pinzones hawaianos son un grupo de fringílidos endémicos de las islas Hawái especialmente castigados por las transformaciones ecológicas acaecidas en el archipiélago, primero con la llegada de los polinesios hacia el siglo III-IV (cuyo impacto causó la extinción de al menos 15 especies, según el registro subfósil) y luego la más reciente de los europeos en el siglo XVIII. La introducción de ratas, gatos y otros animales invasores, la pérdida de gran parte de su hábitat original y el azote de la malaria aviar importada a través de mosquitos han diezmado severamente esta familia, antaño muy diversa. En el caso de esta especie de Lanai, la extinción sucedió hacia 1918.
  • El escribano patilargo (Emberiza alcoveri): Esta paseriforme habitó las islas Canarias hasta la llegada de los seres humanos. Aguantó a duras penas la llegada de los aborígenes pero la llegada de los españoles supuso su perdición. Era incapaz de volar.
  • El cuervo de la Isla Chatham (Corvus moriorum) era originario de las Islas Chatham, en Nueva Zelanda, hasta que se extinguió a la llegada de los maoríes, que introdujeron predadores potenciales y talaron los bosques. Solo se le conoce por restos subfósiles.[5]
  • (Corvus impluviatus) fue una especie de cuervo que actualmente solo es conocida por restos subfósiles hallados en Hawái. Lo más probable es que se extinguiera debido a la pérdida de hábitat y la depredación por parte de la introducida rata del Pacífico (Rattus exulans) a la llegada de los polinesios.[5]
  • El ticotico críptico (Cichlocolaptes mazarbarnetti), endémico del noreste de Brasil, visto por última vez en 2007.
  • El ticotico de Alagoas (Philydor novaesi), endémico del noreste de Brasil, visto por última vez en 2011.
  • El mosquero de San Cristóbal (Pyrocephalus dubius), endémico de las Islas Galápagos, visto por última vez en 1987, y antes considerado una subespecie de Pyrocephalus rubinus.

Notas:

  • El cotinguita reyezuelo (Calyptura cristata), endémico de la mata Atlántica del sureste de Brasil, es considerado como «posiblemente extinto» por la UICN. A pesar de avistado en 1996, después de más de 100 años sin registros confiables, y objeto de numerosas búsquedas en su región, no fue más registrado desde entonces.
  • El semillero de San Cristóbal (Melopyrrha grandis), endémico de la isla de San Cristóbal, del cual no existen registros documentados desde 1929; la UICN considera que todavía pueden existir poblaciones mínimas relictuales.

Véase también

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Notas

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  1. El kiwi manchado occidental (Apteryx occidentalis), descrito a finales del siglo XIX con base en una pluma y creído extinguido desde entonces, tiende a ser considerado actualmente como una forma peculiar del kiwi manchado menor (Apteryx owenni) o una hibridación de éste con el rowi (Apteryx rowi), una nueva especie viva de kiwi descubierta en 2003.
  2. Tanto el ánade de cabeza rosada (Netta caryophyllacea), no registrado desde 1945, como el tarro crestado coreano (Tadorna cristata), visto por última vez en 1964, no están considerados oficialmente como extinguidos por la UICN, debido a que existen indicios recientes de que podrían sobrevivir poblaciones relictuales de ambas especies. Por otra parte, el ánade de las Marianas (Anas oustaleti), extinto en 1981, no está considerado como una verdadera especie por la UICN ya que se ha demostrado científicamente que se trata de la hibridación de otras especies vivas que pueblan otras zonas del Pacífico. Tampoco se conoce la taxonomía del llamado porrón de Reunión, una especie del género Aythya similar al existente porrón de Madagascar (Aythya innotata), y de la que sólo se conoce un resto subfósil y algunas vagas referencias del siglo XVIII. Por último, se desconoce en qué época se extinguieron las cuatro especies de moa-nalo (ánades gigantes no voladores de Hawaii) y el nene-nui (ganso hawaiano) conocidas sólo por subfósiles, pero podrían haber desaparecido entre los siglos III y XII.
  3. La codorniz del Himalaya (Ophrysia superciliosa), aunque no existen pruebas de su existencia desde 1936, no está considerada extinguida por la UICN, ya que existen observaciones recientes, las últimas de 2003, que apuntan a que esta rara ave aún existe en zonas remotas del norte de la India. Por otra parte, el argos de doble banda (Argusianus bipunctatus), descrito por una pluma hallada en 1871 y no hallado desde entonces, se cree actualmente que se trataba simplemente de un espécimen aberrante de otra especie de argos existente.
  4. Tanto la avefría javanesa (Vanellus macropterus), no registrada desde 1940, como el zarapito de pico fino (Numenius tenuirostris) no están considerados como extinguidos por la UICN, ya que de ambas aves existen recientes observaciones bastante sólidas acerca de la existencia de poblaciones relictuales, si bien no hay pruebas concluyentes.
  5. Algunas especies poco conocidas como el rascón de Samoa (Gallinula pacifica), el rascón de Makira (Gallinula silvestris) o el rascón de Nueva Caledonia (Gallirallus lafresnayanus), aunque fueron registradas por última vez en el siglo XX, no están consideradas como extintas por la UICN ya que existen indicios de que aún pueden sobrevivir poblaciones relictuales. Otras especies, como el rascón de las Antillas (Nesotrochis debooyi) o el calamón de Nueva Caledonia (Porphyrio kukwiedei) se desconoce si se extinguieron en época prehistórica o pudieron sobrevivir hasta el último milenio. Incluso hay algunas especies especulativas, sin clasificar taxonómicamente, que pudieron extinguirse en los últimos siglos: existen indicios de que un rascón habitó la Isla Amsterdam, otro tipo de rascón la isla Fernando de Noronha y un calamón del género Porphyrio la isla de Tahití.
  6. El pingüino de las islas Chatham (Eudyptes warhami), un taxón prehistórico conocido sólo por subfósiles, pudo haber sobrevivido hasta el siglo XIX, pero no se disponen de pruebas concluyentes.
  7. La paloma de Sulu (Gallicolumba menagei) no está considerada extinta por la UICN ya que, aunque no existen pruebas fiables de su supervivencia en el último siglo, existen indicios de que pueden existir poblaciones relictas a falta de realizar rastreos exhaustivos de esta especie, difícil de observar; recientemente otra ave que se hallaba en la misma situación, la paloma plateada (Columba argentina), fue redescubierta. La llamada paloma de Liverpool (Caloenas maculata) se conoce sólo por un ejemplar disecado hallado en el museo de Liverpool, lo cual hace imposible verificar su procedencia, taxonomía y estatus (pese a que algunos científicos la identifican con una paloma tahitiana supuestamente extinguida de la que no existen restos subfósiles).
  8. El halcón de Bermudas (Bermuteo avivorus) se considera oficialmente una especie prehistórica, y aunque existen indicios de que podría haber sobrevivido hasta el siglo XVII, no hay pruebas concluyentes.
  9. El mochuelo de Siau (Otus siaoensis) solamente se conoce por un ejemplar capturado en 1866, aunque existen observaciones recientes de especímenes vivos, por lo que la UICN lo considera una especie críticamente amenazada a falta de datos sólidos sobre su estatus. En cuanto a la existencia de un mochuelo endémico de Nueva Caledonia perteneciente al género Ninox y conocido por algunos subfósiles, no sólo faltan pruebas acerca de su existencia en tiempos históricos, sino que se ha especulado su existencia actual en el interior de la isla. Tampoco se conoce con exactitud cuándo se extinguieron los búhos hawaianos del género Grallistrix, como sucede en el caso ya descrito de los moa-nalos.
  10. El chotacabras de Vaurie (Caprimulgus centralasicus) y el chotacabras de Nechisar (Caprimulgus solala) solamente son conocidos por un único espécimen, por lo que su clasificación taxonómica y estatus son totalmente desconocidos a falta de rastreos exhaustivos que certifiquen la validez y la supervivencia de estas especies.
  11. No existen datos suficientes acerca del estatus del rabudito cobrizo (Discosura letitiae), el angelito de Bogotá (Heliangelus zusii) o el colibrí de garganta turquesa (Eriocnemis godini), que pese a no registrarse en tiempos recientes, solamente se conocen por escasos ejemplares y no existen datos sobre su ecología o distribución.
  12. El pico de marfil (Campephilus principalis) se consideraba extinguido en 1944 pero recientes rastreos en 2005 y 2006 sugieren sólidamente la existencia de pequeñas poblaciones en Arkansas y Florida. De todos modos, faltan pruebas concluyentes.
  13. Numerosas especies de este orden se conocen por uno o varios ejemplares, en algunos casos recopilados hace décadas, por lo cuál es muy difícil estimar la situación de sus poblaciones, teniendo en cuenta que muchas habitan áreas poco accesibles. En el caso de algunas especies, como el reyezuelo del Brasil (Sporophila melanops) o la golondrina del Mar Rojo (Hirundo perdita), se conocen solamente por un único ejemplar hallado hace muchos años y es imposible discernir si se tratan de verdaderas especies o de individuos aberrantes de otras especies próximas. Otras, como el caso del cuervo de Banggai (Corvus unicolor), se desconoce tanto su área de distribución y casi todo sobre la ecología de la especie, que hace imposible determinar el estado poblacional de las mismas.

Referencias

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  1. . «BirdLife International 2012. Podilymbus gigas. In: IUCN 2012. IUCN Red List of Threatened Species. Version 2012.2. <www.iucnredlist.org>. Downloaded on 31 December 2012.»  Falta el |título= (ayuda)
  2. . «BirdLife International 2012. Podiceps andinus. In: IUCN 2012. IUCN Red List of Threatened Species. Version 2012.2. <www.iucnredlist.org>. Downloaded on 31 December 2012.»  Falta el |título= (ayuda)
  3. Rando, Juan Carlos; Pieper, Harald; Antoni Alcover, (2012). «A new species of extinct fossil scops owl (Aves: Strigiformes: Strigidae: Otus) from the Archipelago of Madeira (North Atlantic Ocean)». Zootaxa 318 (29-42). ISSN 1175-5334. 
  4. Stattersfield, Alison (1990). «Especies en Peligro». El Maravilloso Mundo de Los Animales II: Introducción al Mundo de las Aves. 
  5. a b Hume, Julian P.; Walters, Michael (2012). Extinct Birds (en inglés). A&C Black. ISBN 9781408158623. Consultado el 2 de mayo de 2017. 

Enlaces externos

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