Ir al contenido

Salmo 51

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El salmo 51 es, según la numeración hebrea, el quincuagésimo primer salmo del Libro de los salmos de la Biblia. Corresponde al salmo 50 según la numeración de la Biblia Septuaginta griega, empleada también en la Vulgata latina. Por este motivo, recogiendo la doble numeración, a este salmo también se le refiere como el salmo 51 (50).

También conocido como «Miserere» (expresión latina que se traduce como Apiádate o ten piedad), es usado en la liturgia romana en los laudes de todos los viernes del año, dado su carácter penitencial. Juan Pablo II lo definió como:

El más intenso y repetido salmo penitencial, el canto del pecado y del perdón, la más profunda meditación sobre la culpa y sobre la gracia.
Juan Pablo II (2002:99).

Contenido

[editar]
Salmo 51 (imagen de 2016).

Es el más conocido de los Salmos penitenciales (los demás son el 6, 32, 38, 102, 130 y 143) y tiene la forma de una súplica de perdón hecha por alguien que muestra claridad en el conocimiento de su culpa (cf. Sal 51, 5) y está afligido por ello (cf. Sal 51, 14). El título del texto miserere indica que su autor sería David, quien habría escrito este salmo tras reconocer su pecado de adulterio con Betsabé, sumado al posterior asesinato de su esposo Urías el hitita, puestos en evidencia por la reconvención del profeta Natán (cf. 2Sm 11-12).

Sin embargo, el final del Salmo, que habla de una Jerusalén derruida, parece indicar una autoría posterior (entre el 587 y el 445 a. C.), o al menos que los versículos finales habrían sido añadidos posteriormente. Y las críticas al tipo de culto de holocaustos y sacrificios son también una idea posterior al tiempo davídico. Sin embargo, no se ha podido llegar a una conclusión certera acerca de su autoría.

Texto

[editar]

Texto de la Vulgata

[editar]

1. in finem psalmus David

2.cum venit ad eum Nathan propheta quando intravit ad Bethsabee

3.miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam et secundum multitudinem miserationum tuarum dele iniquitatem meam

4.amplius lava me ab iniquitate mea et a peccato meo munda me

5.quoniam iniquitatem meam ego cognosco et peccatum meum contra me est semper

6.tibi soli peccavi et malum coram te feci ut justificeris in sermonibus tuis et vincas cum judicaris

7.ecce enim in iniquitatibus conceptus sum et in peccatis concepit me mater mea

8.ecce enim veritatem dilexisti incerta et occulta sapientiæ tuæ manifestasti mihi

9.asparges me hysopo et mundabor lavabis me et super nivem dealbabor

10.auditui meo dabis gaudium et lætitiam exultabunt ossa humiliata

11.averte faciem tuam a peccatis meis et omnes iniquitates meas dele

12.cor mundum crea in me Deus et spiritum rectum innova in visceribus meis

13.ne proicias me a facie tua et spiritum sanctum tuum ne auferas a me

14.redde mihi lætitiam salutaris tui et spiritu principali confirma me

15.docebo iniquos vias tuas et impii ad te convertentur

16.libera me de sanguinibus Deus Deus salutis meæ exultabit lingua mea justitiam tuam

17.Domine labia mea aperies et os meum adnuntiabit laudem tuam

18.quoniam si voluisses sacrificium dedissem utique holocaustis non delectaberis

19.sacrificium Deo spiritus contribulatus cor contritum et humiliatum Deus non spernet

20.benigne fac Domine in bona voluntate tua Sion et ædificentur muri Hierusalem

21.tunc acceptabis sacrificium justitiæ oblationes et holocausta tunc inponent super altare tuum vitulos

Texto en español (versión de Nácar-Colunga)

[editar]

1 Al maestro del coro. Salmo de David.

2 Cuando fue a él el profeta Natán después que pecó con Betsabé.

3 Apiádate de mí, ¡oh Dios! según tu benignidad. Por vuestra gran misericordia borra mi iniquidad.

4 Lávame enteramente de mi iniquidad y limpíame de mi pecado.

5 Pues reconozco mi transgresión, y mi pecado está siempre delante de mí.

6 Contra ti, contra ti sólo he pecado, he hecho lo malo a tus ojos, para que seas reconocido justo en tu sentencia y seas irreprochable en tu juicio.

7 He aquí que en maldad fui formado y en pecado me concibió mi madre.

8 Puesto que amas la verdad en lo íntimo, ¡instruyeme en el secreto de la sabiduría!

9 ¡Rocíame con hisopo, y seré puro; lávame, y seré más blanco que la nieve!'

10 ¡Hazme escuchar el gozo y la alegría, y saltarán de gozo los huesos que trituraste!

11 ¡Aparta tu faz de mis pecados y borra todas mis iniquidades!

12 Crea en mí, ¡oh Dios! un corazón puro y renueva dentro de mí un espíritu recto.

13 No me arrojes de tu presencia y no quites de mí tu santo espíritu.

14 Devuélveme el gozo de tu salvación, sosténgame un espíritu generoso.

15 Yo enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.

16 Líbrame de la sangre, Elohirn, Dios de mi salvación, y cantará mi lengua tu justicia.

17 Abre tú, Señor, mis labios, y cantará mi boca tus alabanzas.

18 Porque no es sacrificio lo que tú quieres; si te ofreciera un holocausto, no lo aceptarías.'

19 Mi sacrificio, ¡oh Dios! es un espíritu contrito. Un corazón contrito y humillado, ¡oh Dios! no lo desprecias.

Uso litúrgico

[editar]

El versículo 3 del salmo se canta tradicionalmente cuando el sacerdote rocía agua bendita sobre la congregación antes de la misa, en un rito conocido como Asperges me, las dos primeras palabras del versículo en latín. Para ello, el sacerdote utiliza un aspergillum, sostenido en la mano derecha, mientras que un acólito sostiene un cubo, también llamado aspersorium o situla.

En el Oficio Divino, se decía tradicionalmente en las Laudes de todas las ferias; la reforma de 1911 restringió este uso a las ferias de Adviento, Septuagésima y Cuaresma, así como a los domingos desde el Domingo de Septuagésima hasta el Domingo de Ramos inclusive y las témporas de Adviento, Cuaresma y septiembre. Se dice también como parte del ciclo semanal del miércoles en maitines. En la Liturgia de las Horas, se reza durante las Laudes (Oración de la Mañana) todos los viernes.

Una sección del versículo 17 se utiliza a menudo como antífona de invitación de la Liturgia de las Horas y al iniciar el rezo del Santo Rosario.

Indulgencia

[editar]

En la Iglesia Católica hay una indulgencia de 3 años por cada recitación y una indulgencia plenaria si la oración se recita durante un mes. La indulgencia también puede gastarse en favor de las almas del Purgatorio.[1]

Bibliografía

[editar]
  • Ángel González, El libro de los Salmos. Introducción, versión y comentario, Editorial Herder, Barcelona 1966
  • Juan Pablo II, Liturgia delle Lodi. Preghiera del mattino con la Chiesa, Librería Editrice Vaticana, Roma 2002, ISBN 88-209-7288-3

Notas

[editar]
  1. (S. Paen. Ap., 9 de marzo de 1934). Como se cita en «Indulgencias para difuntos: Normas generales y para el mes de noviembre» (en italiano). 2 de noviembre de 2014. 

Enlaces externos

[editar]